sábado, 18 de junio de 2016

La fiesta termina, la música se apaga.
Retorno a la soledad de mi habitación.
Y allí apareces tú.
Tu voz retumba en mis oídos.
La misma que no pude acallar en toda la noche.
La que me acaricia por dentro
y baja lentamente acompañando mis manos.
Se detienen en la humedad de mi sexo
como las de un amante experto.
Me vuelvo fuego...
y por ti... para ti...
mi orgasmo.